La estrella de Belén

Hoy al atardecer, tuve la oportunidad de ver un fenómeno que no se repetía desde hacia 800 años:  La Gran Conjunción de Júpiter y Saturno. Se trata de la aparente unión entre dos de los mas grandes planetas de nuestro Sistema Solar, aunque en realidad se hallan separados a unos 724 millones de kilómetros de distancia. El resultado es algo parecido a una estrella luminosa en el horizonte. Muchos astrónomos creen que ese es el fenómeno que condujo a viajeros de oriente hasta Belén, donde nacería Jesús de Nazaret. 
Así es que a las 18:15 hora peninsular se ha podido observar a poca altura mirando al sudoeste una estrella brillante que no se volverá a ver hasta 2080.

Aunque la aproximación de un planeta al otro en sus respectivas órbitas se produce cada 20 años, en muy pocas ocasiones se puede observar en la posición y hora que se da a hoy. Observatorios de todo el mundo estaban preparados con sus telescopios para dar buena cuenta en los medios. Yo aporto la foto que he podido hacer con un teléfono móvil. La verdad es que he tenido muy pocos minutos antes de que una nube caprichosa se interpusiera entre el fenómeno y mis ojos. En ese momento he pensado en lo insignificantes que somos: unas pequeñas hormiguitas que desde la Tierra miran embelesadas los astros más cercanos, los cuales se mueven según sus tiempos tan lejanos a los nuestros.

Darán en el futuro muchas vueltas, miles, para asombrar con sus danzas celestes a otras criaturas que las verán pasar fugaces.


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